por JuanDeLezo » 28 Nov 2016, 08:34
Bien, pues aquí tenemos otro estupendo libro cuyo traductor se ha encargado en hacer todo lo posible por convertirlo en un panfleto. A ver si se enteran los traductores que los libros no se traducen con el lenguaje vulgar que utilizan en la taberna de su pueblo. He hecho todo lo posible por paliar semejante desastre lingüístico y exijo a la editorial una retribución económica proporcional al sueldo de un traductor.
Entre varios rollazos amorosos tenemos a los judíos convirtiendo el gueto de Varsovia en otra Masada y apelando, entre otros, a dos líderes que los llevaron a la ruina en su tiempo (Simón bar Kojba y Simón bar Giora).
En octubre de 1939, cuando los alemanes tomaron Varsovia, se inició una época de terror para los judíos polacos. La negra historia de nuestro tiempo brinda muy pocos episodios comparables a la tragedia vivida en el interior de aquellos muros que un día se alzaron en torno a una porción de la capital de Polonia, para crear un gueto donde fue amontonado medio millón de seres en espera de las cámaras de gas.
Entre estos seres se encontraba Emmanuel Ringelblum, joven historiador que se impuso la tarea de registrar para la posteridad los hechos extraordinarios, las horas de desesperación y miseria moral y material que estaban hundiendo en la degradación a Europa. Ringelblum organizó una «sociedad de hermanos» encargada de proporcionarle la información que no podía alcanzar personalmente, pero él mismo redacto las notas, y fue él quien consiguió salvarlas de los omnipresentes espías y dejarlas enterradas en lugar seguro cuando, finalmente, cayó en manos de los alemanes para ser inmolado, en la primavera de 1944, junto con su esposa y su hijo de doce años de edad.
Los diarios de Emmanuel Ringelblum, rescatados después de la guerra, proporcionaron más tarde a John Hersey la documentación para su famosa novela «El Muro», cuyo tema principal era la sublevación del gueto y la furiosa resistencia que durante cuarenta y dos días opusieron los judíos a las huestes de Hitler antes de su estremecedora hecatombe final. Los mismos documentos han servido de inspiración a Leon Uris para «Mila 18».
En el número 18 de la calle Mila estuvo el puesto de mando del movimiento de resistencia organizado por los judíos de Varsovia.
La gratitud en silencio no sirve a nadie. A ver si participamos más.