Último tango en Auschwitz Sorel, Andrés |
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Título: Último tango en Auschwitz Autor: Sorel, Andrés UUID: a2f310d7-dc96-46d5-b8c4-64941f6fac29 Primera edición: 2013 Colección: Akal literaria Recomendado por: JuanDeLezo |
Alguien llama a la muerte, pero la muerte no termina de acudir... Este tren no tiene destino a Salzburgo, hoy, dentro de cincuenta años, continuará sonando la misma música de cámara y este tren jamás pasó por Salzburgo... Ya abrió el alemán la puerta, los miembros del Sonderkommando se precipitan en el interior, nuevamente es la hora de las manos y los ganchos, cuando terminen de sacar de las cámaras de gas todos los cuerpos procederán a ventilarlas, acondicionarlas para que puedan acoger a nuevas víctimas, no puedo hablarte de otra cosa, compréndelo, te cansa mi relato, pero no existen otras historias, la vida era solamente esto... El último tango perfuma la noche, un tango dulce que dice adiós... Alambres de púas nos amenazan, pero la libertad nos llama. 'Último tango en Auschwitz, hermosísimo documento sobre la repugnancia que merece la indignidad, nos invita al ejercicio del insomnio y a iniciar el trabajo intelectual de cada amanecer con los ojos abiertos y los puños cerrados.' (Félix Grande) 'Una novela excepcional, nada parecido a lo que anda por los escaparates. Una historia con una profundidad y un compromiso extraordinarios.' (Germán Gullón) 'La idea de que los tangos sean la música de fondo es espléndida: el tango es egoísta, como son los fascistas, pero sobre todo es compasivo y sentimental, y los fascistas, no.' (José Carlos Mainer) 'Último tango en Auschwitz es una obra que ayuda a la reflexión, a la introspección y al análisis, a movilizar el pensamiento que en los medios actuales anda perdido y prófugo, una profunda reflexión ética' (Francisco Morales Lomas) 'Una novela estremecedora y brillante, con un intenso tono sostenido, lúcido en sus reflexiones y de gran ambición literaria' (Rafael Soler) Ley de Auschwitz: nadie habla de Auschwitz; si habla, no comprende nada; si comprende, lo olvida enseguida |
Nadie lee nada; si lee, no comprende nada;
si comprende, lo olvida enseguida.
Ley de Lem (Stanislaw Lem)
Nadie habla de Auschwitz; si habla, no comprende nada;
si comprende, lo olvida enseguida.
Ley de Auschwitz (sin autor)
Hoy Alemania figura como la escoria de la Humanidad y un ejemplo del mal. La justicia y la verdad, sofocadas; la mentira, con la exclusiva de la palabra, la libertad pisoteada; el carácter y toda decencia, abatidos y una corrupción que clama al cielo en todos los estratos; gentes todas adoctrinadas desde la infancia en un delirio calumniador de superioridad racial; predestinación y derecho a la violencia; educadas para nada más que la codicia, el robo y el saqueo; eso ha sido el nacionalsocialismo.
Thomas Mann (1945)
Negra leche del alba la bebemos al atardecer.
La bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche.
Bebemos y bebemos…
Cavamos una tumba en el aire,
no se yace estrechamente en él.
Un hombre habita en la casa; juega con las serpientes; escribe,
escribe al oscurecer en Alemania.
Tus cabellos de oro Margarete…
Lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus mastines,
silba a sus judíos, hace cavar una tumba en la tierra,
ordena tocad para la danza.
Negra leche del alba te bebemos de noche.
Te bebemos en la mañana y al mediodía, te bebemos al atardecer.
Bebemos y bebemos…
Un hombre habita en la casa, juega con las serpientes, escribe,
escribe al oscurecer en Alemania.
Tus cabellos de oro Margarete.
Tus cabellos de ceniza Sulamita.
Cavamos una tumba en el aire,
no se yace estrechamente en él.
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad, sonad.
Empuña el hierro en la cintura, lo blande. Sus ojos son azules.
Cavad unos más hondo con las palas
y los otros tocad para la danza.
Negra leche del alba te bebemos de noche,
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer.
Bebemos y bebemos…
Un hombre habita en la casa, tus cabellos de oro Margarete,
tus cabellos de ceniza Sulamita, él juega con las serpientes.
Grita: sonad más dulcemente; la muerte,
la muerte es un maestro venido de Alemania.
Grita: sonad con más tristeza sombríos violines
y subiréis como humo en el aire…
Y tendréis una tumba en las nubes.
No se yace estrechamente allí.
Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía…
La muerte es un maestro venido de Alemania…
Te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos,
la muerte es un maestro venido de Alemania, sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere,
un hombre habita en la casa, tus cabellos de oro Margarete,
azuza contra nosotros sus mastines, nos sepulta en el aire,
juega con las serpientes y sueña,
la muerte es un maestro venido de Alemania.
Tus cabellos de oro Margarete…
Tus cabellos de ceniza Sulamita.
Paul Celan, Fuga de muerte
Este poema apareció publicado en la
revista de Bucarest Contémporanul
traducido con el título de Tango de muerte.
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