por JuanDeLezo » 27 Oct 2016, 22:19
Vamos a encargar a Fernando Cabo Aseguinolaza —Catedrático de Teoría de la literatura y Literatura comparada, perteneciente al Departamento de Literatura Española, Teoría de la Literatura y Lingüística General de la Universidad de Santiago de Compostela—, que basándose en los estudios de varios manuscritos y ediciones de "El Buscón" nos prepare una nueva edición para su mejor comprensión y que sirva de estudio del lenguaje del "Siglo de Oro" de nuestra impresionante Literatura.
El libro constaba de unas 1440 notas a pie de página de las cuales un tercio eran referencias a otras notas. Lo que he hecho, con mucha paciencia, es volver a escribir el comentario en la nota para no volvernos locos yendo de enlace en enlace y perdiendo la página de donde íbamos. Por eso, la aclaración de algunas expresiones vienen repetidas, pero es buena tal cosa porque así nos ayuda a recordar y a memorizar de manera que cuando acabemos de leer el libro podamos dirigirnos a algún político de tal guisa:
No está mi faldriquera como para criar maulas dignos de montar sin estribo, y sí mi hígado para aplicarles penca y dejarlos tal estantigua vestidos de bayeta hasta los pies.
(No está mi bolsillo como para sustentar vagos dignos de ir en burro, y sí mi ánimo en azotarlos y dejarlos hechos unos espantajos vestidos de luto hasta los pies.)
Tenemos también dos libros con las notas a pie de página en uno y con las notas en el texto en otro. A gusto y soltura lingüística del lector.
Las ediciones del texto
Las ediciones modernas de El Buscón se basan en el manuscrito «Bueno» (B), en el manuscrito conservado en Santander (S), en un manuscrito procedente de un códice de la catedral de Córdoba (C) y en las dos ediciones princeps impresas realizadas en Madrid en 1648, basadas a su vez en la de Zaragoza de 1628 (E). Aunque estrictamente hablando la auténtica edición princeps sería la impresa en 1626 en Zaragoza por el librero Roberto Duport.
Hoy existe unanimidad en considerar a B el mejor testimonio conservado del texto tal y como lo concibió Quevedo por ser muy cuidadoso en su grafía y contener pocos errores; de hecho su calidad es tal que se ha pensado que estaba destinado a ser regalado a algún personaje importante. Se cree que S, C y E proceden de otro arquetipo común (X) y que probablemente S y C también proceden de un subarquetipo (Y).
Frente a esa unanimidad sí que ha habido diferentes interpretaciones sobre la datación y la filiación entre las diferentes fuentes. Según una de ellas B sería el testimonio más antiguo (dentro de las dos primeras décadas del siglo XVII) y las diferencias entre S, C y E provendrían de sucesivas revisiones del texto por parte de Quevedo y/o errores de los copistas o impresores. Según la segunda interpretación, que es la que concita más consenso, B sería la versión más reciente, revisada y retocada personalmente por Quevedo y podría datarse incluso tan tardíamente como poco antes de 1640.
El mismo título de la novela varía entre las diversas versiones. En el manuscrito B es «Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños», pero la portada tiene letra del siglo XIX y el título es el mismo que el de la edición de 1626 por lo que se puede deducir que es una adición tardía. Tampoco coinciden ni el manuscrito C («La vida del Buscón, llamado don Pablos») ni el S («La vida del Buscavida, por otro nombre D. Pablos»), por lo que el título original («La vida del Buscón») se infiere del epígrafe del libro tercero del manuscrito B: «Libro tercero y último de la primera parte de la vida del Buscón». Además ya desde el siglo XVII se utilizaron otros títulos como «La historia y vida de el Gran Tacaño», lo que explica que al libro se le designe a veces simplemente como el Tacaño.
Título
El título recoge el sugerido por el epígrafe que encabeza el tercero de los libros en que se divide la obra: Libro tercero y último de la primera parte de la vida del Buscón. No obstante, el códice Bueno lleva el título de Historia de la vida del Buscón, llamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños; pero, dado que la portada en que aparece tiene letra del siglo XIX y que coincide con el que lleva la primera edición (Zaragoza, 1626), debe suponerse que se trata de una adición tardía al manuscrito original que reproduce la denominación de la edición príncipe. De cualquier manera, sólo hay coincidencias parciales entre los títulos que encabezan los manuscritos (La vida del Buscón, llamado don Pablos en C; La vida del Buscavida, por otro nombre D. Pablos en S), y ninguno de ellos, ni tampoco los de las ediciones, parece atribuible al autor.
La «Carta dedicatoria» que figura en los manuscritos S y C y el prologuillo «Al lector», incluido en la primera edición, tampoco parecen deberse a Quevedo.
La gratitud en silencio no sirve a nadie. A ver si participamos más.