por NCH » 22 Nov 2013, 19:12
Antes que nada, mi agradecimiento a Juan de Lezo, que sin él no sé si habría tenido ocasión de leer la novela. Bueno, claro, y a Maese y a Blast, que tanto me han facilitado la lectura. Así que eso significa que me ha gustado el libro. Eso sí, claro, el que se esperara una novela, con sus personajes que evolucionan y su trama y su desenlace (o su desenlace y su trama, según cuándo conozcamos al asesino, al principio o al final) pues no le habrá interesado mucho.
Hace uno o dos meses me leí Nueva York, de E. Rutherfurd. La idea es más o menos la misma: la evolución de la historia alrededor de un objeto (una ciudad, un puente) pero en el caso de Rutherfurd, los personajes estaban más desarrollados, acaso porque la novela era muuucho más larga que ésta. Así que, como novela, Nueva York engancha más. Pero ambas están muy bien construidas. Diría muy bien escritas si no hubiera un traductor por medio. La descripción inicial de las piedras, con la historia y la leyenda que surgía de ellas, también me ha resultado muy evocadora. En mi caso, me trajo a la memoria la explanada del Monasterio de El Escorial, con esas losas ya sin cantos, redondeadas por el tiempo, que también tienen su novela. De hecho, más bien “sus novelas”, porque ha habido varias; recuerdo la de Azaña, el Jardín de los Frailes, no muy afortunada si de compasión y evocación se trata, pero bueno.
Un motivo más de agradecimiento es que me ha dado una excusa para acercarme a la literatura “yugoslaba” (no sé si en este caso se la puede calificar de serbia o de bosnia), cosa que no es nada frecuente. Y a su historia. Si duro es el episodio del empalamiento, no quiero ni pensar lo dura que habría sido la novela de haber seguido hasta la actualidad, en que la población musulmana ha pasado de ser dos tercios de Visegrado a prácticamente desaparecer de la ciudad.
Echando un vistazo a las fotos del puente en Google earth, veo un comentario de un bosnio que acusa a la novela de ser antibosnia. Yo no lo he notado, desde luego. Los personajes bosnios no producen rechazo alguno. Si hubiera que identificar un sentimiento, sería más bien compasión por el destino de los visegradeses.
En fin, que me ha gustado. No tanto como su "compatriota" M. Pavic, por ejemplo, pero me ha gustado. ¡Y lo he terminado! Ahora, a ver qué tal el último de Murakami. Por ahora, bien.