Bueno, pues yo le doy un aprobado por los pelos a la novela esta. Y eso porque Bernard Cornwell describe muy bien los enfrentamientos medievales con toda su crudeza, ya que, de no ser así, la novela sería un panfleto sin pies ni cabeza. Eso sí, al terminar de leer el libro estaremos perfectamente capacitados para construir un arco de tejo con sus flechas de fresno, con plumas de ganso de la misma ala y, punta de hierro al hueso de virgen a condición de ser fuertísimos con bíceps excepcionalmente desarrollados tal como eran toooodos los arqueros ingleses.
Hay que ver el jaleo que monta Cornwell para llegar al colofón del libro y describirnos con todo lujo de detalles lo que a sus ingleses ojos pudo ser aquella batalla que hasta el momento nadie sabe exactamente donde se produjo. Ahí se disfruta de la lectura y salva al autor de los desvaríos del resto del libro.
Pero la “Batalla de Poitiers” en sí la cuento yo en pocas palabras: Batalla de unas 3000 bajas entre muertos y heridos que ganaron los ingleses porque el duque de Orleans, hermano del rey Juan, con el grueso de las tropas francesas se largó, sin venir a qué, de la batalla dejando a su hermano regio solo ante el peligro. Nadie sabe por qué se largó ese tío cuando pudo destrozar un flanco vital de las líneas inglesas. Nadie.
Lo que a mi modesto parecer se carga el libro es la estupidez de la espada de San Pedro. Si el Cid tenía a Tizona y Colada, San pedro, por lo visto, tenía a la Malice con la cual desorejó a un siervo de Caifás llamado Malco según San Juan 18:10. Lo de Malco se lo digo yo a Cornwell porque no sabe cómo se llamaba el desorejado y dos evangelistas no saben ni cómo se llamaba el desorejador:
Mat 26:51 Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Mat 26:52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.
Mar 14:47 Pero uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja. Mar 14:48 Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme?
Luc 22:50 Y uno de ellos hirió a un siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Luc 22:51 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Basta ya; dejad. Y tocando su oreja, le sanó. Luc 22:52 Y Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y palos? Jua 18:10 Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jua 18:11 Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?
Entre nosotros, y en cuestiones de cortar orejas (San pedro, Van Gogh, etc.), me quedo con la del Fandiño… ¿El torero actual ese que triunfó en las Ventas? No hombre no: la del diestro Juan León, el Fandiño. El que lidió un morlaco llamado Jenkins, de la ganadería de Jorge II, al cual cortó una oreja y provocó una guerra contra Inglaterra donde se lució Don Blas de Lezo. Eso sí es Hitoria con mayúsculas.
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