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Fraser, George MacDonald - Harry Flashman 9 - Flashman y el gran juego

NotaPublicado: 02 Dic 2016, 09:15
por JuanDeLezo
(AUDIO)


Saga: Harry Flashman - 9
Título: Flashman y el gran juego
Autor: Fraser, George MacDonald
UUID: efb3ac22-4fb9-4bd1-b499-821cd1930e57
Primera edición: 1985
Título original: Flashman in the Great Game
Colección: Las aventuras de Harry Flashman, 9
Tamaño: 78857Kb.
Recomendado por: JuanDeLezo
Diversas son las causas que los historiadores atribuyen al gran motín de los cipayos en marzo de 1857: las consecuencias de la expansión británica en la India, el fanatismo religioso, la corrupción política... Sin embargo, nadie parece tener en cuenta que, por aquel entonces, el imprevisible Harry Flashman andaba por ahí en misión secreta y sabía más de lo que desearía acerca del motín que se estaba gestando. Un dato que debiera tenerse muy en cuenta.
Enfrentarse a los agentes secretos rusos, a las fanáticas hordas hindúes, al consejo de ministros y a cautivadoras bellezas orientales, y aun así salvar el pellejo, no está al alcance de cualquiera, pero Harry Flashman no tiene parangón entre los militares británicos. Sólo hay un hombre como él (por fortuna para el ejército, y para la Corona).
La novena entrega de la serie tiene toda la frescura y el chispeante humor de la primera.



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Re: Fraser, George MacDonald - Harry Flashman 9 - Flashman y el gran juego

NotaPublicado: 02 Dic 2016, 09:16
por JuanDeLezo
Una de las cosas más estimulantes a la hora de editar los primeros volúmenes de las Memorias de Flashman ha sido la generosa respuesta de lectores y estudiantes de historia de todo el mundo. Desde el descubrimiento del notable manuscrito de Flashman en una sala de ventas en Leicestershire en 1965, cuando nos dimos cuenta de que era la hasta entonces desconocida narración autobiográfica del famoso matón de Los días escolares de Tom Brown, han llegado cartas al editor desde lugares tan diversos como la isla Ascensión, un campamento militar norteamericano en Vietnam, facultades universitarias y campus de Inglaterra y América, un caravasar moderno de la carretera del Khyber Pass, la celda de una comisaría de policía en el sur de Australia y muchos otros.
Lo que ha resultado especialmente gratificante ha sido no sólo el interés por el propio Flashman, sino los detallados conocimientos históricos que han mostrado los corresponsales sobre los períodos e incidentes que han aparecido retratados en estas memorias hasta el momento: la primera guerra afgana, la solución de la cuestión de Schleswig-Holstein (incluyendo al conde Bismarck y a Lola Montes), el comercio de esclavos entre África y América, la guerra de Crimea...
Muchos han contribuido con interesantes observaciones, y un par de ellos han detectado curiosas discrepancias en los recuerdos de Flashman que, lamentablemente, escaparon al editor. Una dama de Atenas y un caballero de Flint, Michigan, han señalado que al parecer Flashman vio a la duquesa de Wellington en un teatro londinense algunos años después de la muerte de ésta, y una carta escrita en papel del Ministerio de Asuntos Exteriores ha subrayado una referencia poco cuidadosa a un «embajador británico» en Washington en 1848, cuando de hecho el representante de su majestad en la capital americana llevaba un título diplomático menos vistoso. Tales lapsus son comprensibles, si no excusables, en un octogenario que ha vivido intensamente.
También han resultado interesantes otras comunicaciones, como la de un caballero de Nueva Orleans que alega ser biznieto ilegítimo de Flashman (como resultado de una relación en un hospital militar en Richmond, Virginia, durante la guerra civil americana), y un oficial en activo que asegura que su abuelo le prestó cincuenta dólares y un caballo a Flashman durante la misma campaña; ninguna de las dos cosas, al parecer, le fue devuelta.
Es posible que estos y otros temas de interés se resuelvan cuando se editen los próximos tomos de las memorias. El volumen que nos ocupa ahora trata de las aventuras de Flashman en el Motín de la India, donde presenció muchos de los momentos dramáticos de esa lucha terrible y conoció a numerosas personalidades victorianas: monarcas, estadistas y generales entre ellos. Como en los volúmenes anteriores, su narrativa se ajusta con gran rigor a los hechos históricos aceptados, y proporciona al mismo tiempo nuevos datos, así que el editor ha tenido que hacer poca cosa más que corregir un poco su ortografía, deplorar su conducta y añadir las habituales notas y apéndices.
G. M. F.