por JuanDeLezo » 07 May 2017, 14:42
Quien quiera que seas, de donde quiera que llegues, sabe, viajero, que entras en Babilonia, la más hermosa y hospitalaria ciudad del orbe, gobernada por Hammurabi, bajo la mirada benevolente de Marduk.
El año viejo termina el último día de invierno al ponerse el sol.
Pero el año nuevo, en que renace la vida, no puede empezar en la noche, sino al amanecer. Por lo tanto, en el calendario religioso hay una noche que no cuenta. Una noche en que las siete plataformas del zigurat están iluminadas con multitud de lámparas, pero su observatorio cerrado. Ni el guarda astros ni sus astrólogos escudriñan el cielo ni hacen horóscopos. Una noche inexistente en que los espíritus encadenados a la sombra de Nergal son liberados y vienen a la tierra.
Es una noche de condenación. Los dioses están ausentes y mudos. Dejan de mirar a la tierra y a sus siervos los mortales.
Todos los templos de Babilonia se cierran antes del crepúsculo. En el palacio real se tapan las ventanas y celosías con pesados cortinajes.
El barrio de Merkes es invadido por la ralea de los vendedores de bebidas, de silbatos, de panderos.
La ciudad queda sin vigilancia. Los hombres, sin código. Pero ¡ay de aquel que no sea digno de esta libertad! Los espíritus malignos que gobiernan Lilith le arrastrarán al país sin retorno, a la sombra de Nergal.
La noche empieza con una cena en la que está presente el dios personal de cada comensal, a fin de desagraviarle de las malas intenciones que, cada cual haya tenido contra él.
Yo soy Nabucodonosor, rey de Babilonia,
hijo de Nabopolasar, rey de Babilonia.
He construido con magnificencia la vía para la procesión
de mi gran señor Marduk
con piedras de la montaña.
¡Marduk, mi señor, danos vida eterna!
Para que las lanzas de la batalla no lleguen a Imgur-Ellil, el muro de Babilonia, erigí hacia el exterior dos enormes muros de asfalto y ladrillos, muros como montañas, en un terreno de 490 varas (de longitud) que linda con Nemetti-Ellil, el muro exterior de Babilonia, y en su espacio interior construí muros de ladrillos y en su culminación edifiqué en altura un gran palacio como sede de mi gobierno imperial con asfalto y ladrillos y (lo) sumé a los palacios de mi padre. En el transcurso de un mes propicio, en un día acertado di sólido comienzo a sus fundamentos en el seno de la tierra y erigí su cabeza tan alta como una montaña.
Rellené hasta gran altura Aj-ībur-shapû, la vía de Babilonia, para la procesión del gran señor Marduk. Construí adecuadamente Aj-ībur-shapû con losas (de piedra) de brecha y con losas de piedra de la montaña desde la puerta de Ellu hasta (la puerta de) Ishtar-sakipat-tebisha (= Puerta de Ishtar) para la procesión de su divinidad; la uní con la parte que construyó mi padre (parte sur de la vía procesional) y creé una calle magnífica.
Si queréis más información sobre "LA FIESTA BABILÓNICA DEL AÑO NUEVO", consultad en el libro de " Semíramis (Semíramis – 1)", de Alejandro Núñez Alonso: " LAS MARDUKIANAS".
La gratitud en silencio no sirve a nadie. A ver si participamos más.